jueves, 3 de enero de 2008

Spiderman: Los Años Perdidos


La Saga del Clon fue un punto y aparte, no podemos decir que un parentesis, en los cómics de Spiderman. Para muchos una etapa candidata al olvido, otros, como yo, aunque reconocemos de su excesiva duración y su arbitrariedad argumental, creemos que también tuvo su repercusión e interés como lo demuestra que, en tan poco tiempo, ya se haya ganado su remake en su versión Ultimate. La Saga del Clon nos trajo a algunos personajes, en su mayoría hoy ausentes en la serie regular y sin dar señales de vida, más que interesantes como Ben Reilly o Kaine. Hace un tiempo me hice con el cómic Los Años Perdidos con guión de DeMatteis y dibujos del siempre genial John Romitta Jr. donde el protagonista no es Spiderman, que no aparece en ningún momento, sino el propio Ben Reilly y Kaine en esos años en que ambos pensaban que el primero era el clon de Spiderman y que, finalmente, muy al final, se demostro que eso era cierto.

El estilo de
DeMatteis es inconfundible y estoy seguro que es uno de los mayores conocedores del mundo arácnido ya que siempre le requieren para contar los momentos más delicados del personaje, para dar esa visión tan intima y cerebral que el autor sabe aportar. Un privilegio que se gano a ráiz de la que sigue siendo su obra maestra: La última Cacería de Kraven. Fuera de algún esperpento se puede decir que DeMatteis es un autor de garantias, aunque no infalible, experto más en crear pequeños arcos argumentales que como candidato a ser guionista regular.

Los Años Perdidos es otro ejemplo de esto. Repito: Los Años Perdidos no es un cómic de Spiderman sino, más bien, todo lo contrario, un relato anti-héroico y anti-arácnido de dos hombres que no se consideran como tal y que, aún así, buscan su lugar en el mundo huyendo de unos recuerdos falsos que no les pertenecen y, como suele courrir en estos relatos, acaban reencontrandose con ellos mismos. La historia comienza cuando Ben Reilly, tres años atrás en la historia arácnida descubre que es un clon de Peter Parker y como eso le llena de dolor, rabia, dudas y frustración. Empieza entonces un viaje desesperado por huir de si mismo, evitando ser un héroe y la responsabilidad que ello conlleva, lo cual le acaba conduciendo a Salt Lake City buscando una nueva vida. Vemos la evolución de un personaje en la cual Kaine tendrá mucho que decir. Mientras Ben Reilly realiza un camino hacía la luz desde la oscuridad, Kaine verá la luz por unos instantes para smirse de nuevo, y para siempre, en las sombras.

Una historia bien contada donde se reconstruyen dos personajes, parecidos y opuest
os, otorgandoles la vida y la humanidad necesaria para que sigamos lamentando la muerte de Ben Reilly y la desaparición de Kaine. No es una obra redonda, innecesariamente distribuida en capítulos y prólogos, con un final que pierde algo de fuelle a la par que da la sensación de precipitado en contraste a la primera parte de la historia contada de manera magistral. También es una evidencia este cómic del ya reconocido talento de John Romitta Jr. que es capaz de hacer una historia suya y transmitir con los lápices como pocos dibujantes son capaces de hacer.

Leyendo
Los Años Perdidos a veces uno tiene la sensación de estar ante una obra de Frank Miller por esa oscuridad y planteamiento propio de su autor pero esto es más mérito de Romitta que de DeMatteis y la prueba podemos tenerla leyendo El Hombre Sin Miedo obra en la que colaboraron Frank Miller y John Romitta Jr. Notaremos enseguida alguna similitud y es que ambos autores han nacido para trabajar juntos. Volviendo a Los Años Perdidos es una pequeña obra a tener en cuenta que, no obstante, puede haber quedado algo desfasada por los derroteros de la saga a la que se remite pero siempre es un lujo poder encontrar una buena lectura.

Valoración: 7,5/10


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